1.917 – 2.006
Mercedes Aginaga Uribe nació en Plentzia en el año 1917. Mercedes frecuentó la mar desde niña ya que su padre, Ramón Aginaga, era marino. Cuando Ramón enfermó, su mujer, Claudia Uribe, decidió abrir una tienda de ultramarinos puesto que la familia necesitaba una fuente de ingresos para poder hacer frente a los gastos comunes y a cualquier imprevisto que pudiera surgir. En un principio, la tienda estaba ubicada en las escalerillas de Plentzia y después la trasladaron al Cristo. Finalmente, tras una larga enfermedad, Ramón falleció en 1934, cuando Mercedes contaba con sólo 15 años.
Con 19 años, en el año 1938, Mercedes se casó con Joaquín y fruto de ese matrimonio nacieron María Mercedes y José Ramón. No obstante al, poco de que José Ramón naciera, Mercedes y Joaquín se separaron ‘de cuerpos’, es decir, se separaron físicamente y dejaron de convivir y ella, junto con la descendencia, se trasladó a vivir a la casa de su madre.
Aunque tenía la posibilidad de trabajar en la tienda de ultramarinos fundada por Claudia, Mercedes siempre había soñado con viajar y ver mundo mientras trabajaba, al igual que había hecho su padre, marino de profesión. En aquella época, Mercedes era consciente de las dificultades que tenía para cumplir su sueño de trabajar en un barco ya que, por una parte, padecía de asma y seguía un tratamiento médico muy estricto (enfermedad que desapareció el primer año de navegación y, entonces, comenzó a fumar y siguió hasta que murió a los 89 años); y, por otra parte, necesitaba el consentimiento de su marido quien, aunque tenía buena relación con él, se negó a darle la autorización pertinente.
Sin embargo, estas dificultades no frenaron a Mercedes. Al contrario, le empujaron a mover cielo y tierra para conseguir su objetivo. Con la ayuda de un abogado de Plentzia y tras ir a juicio, consiguió la ‘separación de cuerpos y almas’ de su marido, es decir, se divorciaron legalmente.
Habiendo conseguido la separación legal y tras hablar con sus seres queridos sobre sus intenciones de enrolarse en un barco, Mercedes acudió a Felix Gastiarena, Inspector de la Naviera Aznar, quien le arregló toda la documentación para poder navegar.
Durante los 11 años que Mercedes estuvo trabajando en barcos de pasaje que hacían cruceros, principalmente navegó en los denominados ‘montes’ de la Naviera Aznar, llamados así porque tenían nombres de montes (Urbasa, Udala y Unbe) El primer barco en el que trabajó fue el Urbasa, en un puesto de camarera. Su primer día de trabajo fue el 16 de julio de 1957, habiendo cumplido 40 años. Y durante el primer año de viaje vivió un abordaje contra otro barco pero ella no se acobardó y continuó con la ilusión de navegar.
A lo largo de los años que estuvo navegando, Mercedes intentaba visitar a su familia siempre que se le presentaba la oportunidad, esto es, cuando llegaba a puertos cercanos, como el de Santurce, aprovechaba e iba a Plentzia para estar con la familia, lo que sucedía cada 2 ó 3 meses además del periodo vacacional.
Al sueldo que ganaba trabajando en los barcos, primero como camarera y, posteriormente, como planchadora, Mercedes lograba otros ingresos ‘extra’ de la compra-venta de artículos y productos de diversa índole que adquiría en las Islas Canarias, como camisones, batas, lencería, relojes y bisutería, y los vendía en Buenos Aires.
Mercedes dejó de navegar en el año 1968. Nada más volver a Plentzia, le llamaron de la Cadena Aranzazu para trabajar en la cadena de hoteles, esta vez ocupando el puesto de gobernanta, sin embargo, Mercedes tuvo que rechazar la oferta porque se tenía que ocupar de su madre, que alcanzaba una avanzada edad. Por tanto, comenzó a trabajar en la tienda de ultramarinos y Claudia aprovechó para jubilarse.
Con el transcurso de los años, Mercedes se dio cuenta de que su pensión de jubilación habría sido mayor si hubiera seguido trabajando en un barco y, por este motivo, con 61 años pensó en volver a navegar. Pero, en esta ocasión, la familia se opuso y continuó trabajando en el establecimiento de su madre.
Mercedes Aginaga Uribe es un ejemplo de mujer trabajadora que luchó por hacer su sueño realidad: viajar y conocer mundo mientras que trabajaba. Nadie sabe con exactitud cuántos países visitó a lo largo de su carrera profesional, lo que si se conoce es una frase que decía ella: “Conozco el mundo entero pero nunca he estado en Madrid”. Valiente y aventurera, Mercedes siempre estaba decidida a conseguir todo lo que se propusiese.