1.909 - 2.008
Mª Encarnación Azpiazu Arzuaga nació el 15 de abril de 1909 en Galdakao. A los 20 años, en 1929, se trasladó a Plentzia y comenzó a ejercer como maestra. En un principio, daba clases en los barrios de Saratxaga, Izuskiza y Goierri (Barrika). Más adelante, comenzó a trabajar en la escuela comarcal de la Villa, la cual se encontraba en el Astillero.
Mª Encarnación se casó con Pablo Acha y tuvieron descendencia: Ana Mari, Mari Cheli y Pablo. Su marido únicamente trabajaba como Director del Banco Bilbao de Las Arenas. Mª Encarnación, en cambio, además de ejercer como maestra, también se ocupaba del cuidado de las hijas e hijo y de las tareas domésticas. Mª Encarnación siempre se sintió muy orgullosa de que Ana Mari, Mari Cheli y Pablo realizaran estudios universitarios.
Mª Encarnación y Pablo formaban una pareja muy educada y respetada en Plentzia. Debido al cargo que ocupaba su marido en el banco, se puede decir que era una familia con una situación económica acomodada. No obstante, Mª Encarnación siguió ejerciendo como maestra durante toda su vida puesto que, para ella, la educación era mucho más que un simple trabajo. Nació con vocación de maestra y su opinión respecto a la educación era muy conocida en la Villa: Todas las personas debían tener acceso a ella.
Por este motivo, pasaba los días entregada a los niños y niñas a las que impartía clase. Durante el periodo en el que trabajaba en Barrika, emprendía por la mañana, muy temprano, el camino hacia los distintos barrios en los que ejercía como maestra y regresaba a Plentzia por la tarde.
Se recuerda que, en ocasiones, regresaba a la Villa junto a su marido quien, al terminar pronto su jornada en el banco, aprovechaba las tardes para salir a buscar setas, uno de sus mayores hobbies. Así, al caer la tarde, volvían juntos a Plentzia.
Mª Encarnación era una mujer muy sociable y bondadosa. Además, también era muy coqueta y le gustaba estar siempre bien arreglada. Por ello, para recorrer los largos caminos embarrados hacia su trabajo, utilizaba un calzado calzado. Sin embargo, antes de entrar en Plentzia, sacaba de una bolsa unos zapatos más formales acordes con su vestimenta.
El trabajo realizado por Mª Encarnación ha sido siempre muy valorado y reconocido por la Villa de Plentzia y por los municipios de alrededor. Por este motivo, los vecinos y vecinas de Plentzia propusieron al ayuntamiento que realizara una petición al Ministerio de Educación para que le entregaran La Cruz y el Lazo Azul de Alfonso X, el Sabio. La cual, finalmente, se le concedió.